Archive for the ‘Marie Windsor’ Category

ASALTO AL ÚLTIMO TREN (One more train to rob). 1971. Valoración: 6,30

enero 31, 2010
Un pistolero busca vengarse de un compañero de robos que lo envió a prisión, y quien le afanó la esposa.
Idea un plan, pero necesita la ayuda de la comunidad de chinos, quiene no se fían de él, por ser blanco.


Vista dos veces, en cada una de ellas pensé diferente…pero más o menos lo mismo. ¿Que qué quiero decir con esta aparente contradicción?
Pues quiero decir que cuando la ví por primera vez, hace muchos años, en el cine, no me pareció nada del otro jueves, pensando que era una de tantas…aunque sí me gustó, dado lo joven que era yo, el erotismo en alguna escena de cama. Por lo demás, poca cosa, pensé yo. Pero pasé el rato.

En mi segunda visión, bastantes años después, por televisión, corroboré mi primera impresión de que era en realidad un western mediocre, muy acorde con la filmografía del realizador, Andrew V. McLaglen, no lo olvidemos, hijo del gran Víctor. Un hombre, Andrew, experimentado en el cine de acción y el western en particular, que solía dar trabajo a antiguos amigos y compañeros de su padre.
En esta ocasión logra un film, como no podía ser menos estando él tras las cámaras, impersonal, desdibujado desde el punto de vista guionístico, con estimables intérpretes y un buen empaque técnico (exqusita ambientación gracias a la estupenda fotografía de Alric Edens, y a la excelente labor de maquillaje y peluquería, amén de dirección artística).
La lástima es que la dirección está desprovista de cualquier atisbo de orginalidad, siendo plana y rutinaria.
Menos mal que no aburre, eso es cierto, logrando algo que el espectador debe agradecer: que pasado un tiempo no se recuerda bien y así se puede ver al de algunos años como si fuera la primera.
Por lo demás, y aparte repito de la fotografía, montaje y buenos intérpretes (otra vez el gran John Vernon destaca con facilidad), poca cosa y apenas nada pasado un tiempecito dese su visión.

LÁTIGO (Support your local gunfighter). 1971

noviembre 8, 2009

Látigo Smith es una mezcla de gigoló y timador que necesita quitarse de encima el nombre de su ex novia, que lleva tatuado en el pecho.
Mientras espera que al médico del pueblo se le pase la borrachera para que pueda borrar el tatuaje.
Látigo oye por casualidad que Taylor Burton, el magnate minero local, ha contratado al infame pistolero Swify Morgan para que acabe con la competencia.
Smith no desperdicia semejante oportunidad y hace que un vaquero libertino se haga pasar por el temido Swify y cobre el dinero que le estaba destinado.
Látigo planeaba escaparse a las montañas en cuanto se hichiera con la pasta, pero no contaba con enamorarse de la hija de Barton, una joven señorita de armas tomar…

Muy divertida comedia en clave de western, que tiene de esto último prácticamente todos los elementos, pero tomada la historia, el argumento, a cachondeo, y del bueno.
Contiene un guión (del gran James Edward Grant) rico en anécdotas y está lleno de gags realmente conseguidos, que hacen reír con ganas y sonreír todo el metraje.
El ritmo es trepidante y por ello se degusta de principio a fin. Y es que Burt Kennedy, el director, sabía las claves del western, aunque hasta ese momento había hecho pelis de far west más mucho más serios.

Realmente no pasará a la historia del cine como una gran película, pero sí que logra lo que busca: la empatía con el espectador, que entra de lleno en lo que ve, no en vano todo resulta simpatiquísimo y muy agradable.
Chuck Connors, en un papel insólito para él, está francamente cachondo, pero el que realmente se lleva el gato al agua es el gran característico Jack Elam, que hasta ese momento había personificado casi siempre papeles mucho más dramáticos y serios.
Preciosa canción, homenajeada años más tarde por los Blue Brothers. Bonita fotografía y preciosos paisajes de Durango, Colorado (USA).

DAKOTA LIL. 1950.Valoración: 5,40

octubre 27, 2009

A un agente del Gobierno americano le es encomendada la misión de capturar a la banda del «Agujero en la mano» después de que cometieran un importante robo.
Para llegar al cerebro de la banda tendrá primero que ganarse la amistad de Lil, una bella bailarina.

Pues más bien poco puedo decir de este western bastante menor, dirigida como en él era habitual, con profesionalidad y marcado acento destajístico, pero sin personalidad alguna, por Lesley Selander, autor de un montón de títulos, a cada cual prácticamente igual de prescindible y olvidable. Pero simpático me cae al, al menos, tratar una y otra vez, de conseguir algo perdurable y, por lo menos, intentar hacernos pasar un ameno rato.
No, en este caso no lo consigue. Es decir, aburrir a las ovejas no aburre, pero casi todo resulta algo tedioso debido al lento ritmo impreso, que en un western resulta imperdonable.

Los intérpretes son prácticamente todo/as de los llamados «secundario/as», que poblaron la historia del cine en general y del western en particular. Sin su presencia, imposible adivinar cómo serían las películas. Ello/as aportan una experiencia que inunda de buen hacer sus trabajos. Gente como J. Farrell McDonald, Wallace Ford, Jack Lambert y/o James Flavin, consiguen que la cinta tome cuerpo aunque no pueden salvarla del olvido más absoluto.
Y es que apenas hay alguna escena conseguida, todo está trillado y la previsibilidad es la moneda corriente de este trabajo honrado, digno, lo que quieras, pero bastante limitado en todos sus aspectos, también.
Simpática presencia de dos de los westermen más esforzados del cine «de vaqueros», como Rod Cameron y George Montgomery, pero lo mejor es su protagonista, una excelente Marie Windsor, que resulta la clara ganadora de la película. Su intepretación es excelente y da gusto verla.
En resumidas cuentas, que no llena la peli y cuesta un mundo recordarla al día siguiente de su visión.

LA SOGA DE LA HORCA (Cahill: United States Marshal). 1973. Valoración: 6

abril 6, 2009

Un viejo sheriff debe perseguir a su propio hijo por el asesinato de un hombre cuando huyó, en compañía de unos criminales desaprensivos, de la cárcel, donde había sido recluido tras una noche de borrachera.
El hijo no es culpable, pero él no lo sabe.

Un film menor del oeste, de esos que Andrew V. McLaglen, hijo del gran Víctor, hermano del alma de John Wayne, hizo durante los años sesenta y setenta como churros, o casi casi.

Ciertamente no tiene nada de especial, pero cuenta con el gran Wayne y un buen puñado de excelentes intérpretes propios del género del far west, casi todos de la camada McLaglen-Wayne (Paul Fix, Neville Brand, Denver Pyle, Harry Carey Jr..). Viejos amigos que se juntaban, se lo pasaban bien y cobraban dinero haciendo lo que más les gustaba.


El argumento no es nada del otro mundo, con un guión convencional y una dirección mediocre, pero se ve bien por el buen hacer de sus más bien veteranos (o muy veteranos) intérpretes, con el añadido del joven Gary Grimes, por esta época un valor en alza en el que se tenían depositadas muchas esperanzas y que prácticamente desapareció un buen día sin dejar mucho rastro.
Preciosa fotografía, bellísimos paisajes, bonita música.
En fin, un western agradable, poco imaginativo, donde la originalidad brilla por su ausencia, aunque el final sí que se escapa de lo trillado.