Archive for the ‘Jay Silverhees’ Category

FLECHA ROTA (Broken arrow). 1950. Valoración: 8,66

noviembre 24, 2009
Un hombre blanco, bueno y honesto, establece un pacto de paz con el jefe apache Cochise. Sin embargo, otras personas, tratarán y lograrán que la paz no sea efectiva durante mucho tiempo.
Todo ello afectará dramáticamente al blanco, que se enamorará y casará con una preciosa apache sobre la que recaerá el odio entre las distintas razas.

Muy buena película, convertida con el paso de los años en un western clásico de verdadero culto por varias poderosas razones.
Por un lado tenemos que se trata de una de las primeras película del oeste donde «los pieles rojas» son mostrados con su verdadera personalidad. Esto es: seres humanos (para empezar, no en vano anteriormente eran mostrados frecuentemente como demonios) con sus positivos sentimientos, además del orgullo hacia su raza y la valentía y fiereza demostrada ante sus enemigos.
Por otra parte tenemos sus brillantes diálogos (nominación al Óscar por su guión a Albert Maltz), que abogan una y otra vez hacia la paz, hacia el entendimiento entre los seres humanos, por más que el odio ciego y la sinrazón acechen a las buenas gentes y les tienten hacia la violencia.

Muy entretenida, con maravillosas escenas que alternan la acción con las escenas intimistas, técnicamente es impecable.
La dirección del aquí en plena forma Delmer Daves, que en esta década de los cincuenta iba a conseguir excelentes obras, tiene mucha fuerza y la convicción que otorga la verdad que expone.
Por su parte, la fotografía a todo color de Ernest Palmer (nominada también al Óscar) es de recibo y consigue transmitirnos la belleza sin par de lugares como Sedona y Tuckson (Arizona).
Por su parte, los intérpretes están maravillosos, con la bellísima Debra Paget como el amor de James Stewart y Jeff Chandler, que nunca estuvo más convincente, como demuestra su nominación al Óscar como mejor actor «secundario».
Una película que convence no solamente a los amantes del buen western, sino a toda clase de espectadores exigentes de calidad cinematográfica.
No solamente no ha perdido vigencia con los años sino que creo que sigue más vigente que nunca su espíritu de concordia.

EL HOMBRE QUE AMÓ A CAT DANCING (The Man Who Loved Cat Dancing). 1973. Valóración: 6,45

agosto 5, 2009

Jay Grobart no duda ni por un instante a la hora de vengar la muerte de su esposa, una mujer india llamada Cat Dancing. Violada y asesinada salvajemente, Jay no perdona al hombre responsable del crimen, al que da muerte, aunque le cueste la cárcel.
Tras pasar un tiempo en prisión, Grobart se convierte en un forajido que forma con Dawes y Billy una banda de ladrones.
Durante el asalto a un tren se cruza en su camino Catherine, una mujer que viene huyendo de un violento marido al que no ama. Dawes y Billy la secuestran con la intención de violarla, pero Grobart la toma bajo su protección y ambos acaban enamorándose.
La banda se dirige hacia el poblado indio donde Grobart vivió con su mujer e hijo, pero le pisa los talones Lapchance, un cazarecompensas contratado por el marido de Catherine para hacer que vuelva con él.

Estimulante pero no convincente western, algo extraño para el más profundo fan del precioso género rey, pero curioso para el más profano.
Y es que contiene numerosos elementos que mejor casarían dentro de otros géneros, como el genuinamente negro o el simple melodrama romántico.
Sin embargo, no es menos cierto que todo se desarrolla en estrictos parámetros del far west, comenzando por los emblemáticos parajes donde los rudos y a la vez sensibles personajes se desenvuelven, hasta el clímax de violencia, tanto contenida, como explosiva llegada el caso, y siempre con el espíritu de las gentes que vivieron en aquella excitante pero salvajé época, donde todos/as trataban de encontrar el lugar donde asentarse definitivamente, a la vez que el progreso aplastaba cualquier romanticismo y cualquier ilusión de vivir en paz con solamente las estrellas y el cielo sobre cada uno/a.

Una innegable historia de amor, que tiene la espada de Damocles sobre las cabezas de los protagonistas, inmersos y diluidos en un destino fatal…o quizás no tanto.
Buenos personajes, sobre todo los de los villanos (excelente una vez más Jack Warden), etérea belleza de Sarah Miles, aparentemente fuera de lugar, y una dirección quizás un poco más efectista de lo necesario de Richard Sarafian, hace de este film un producto sobrio pero algo distante para el espectador medio, que no logra involucrarse del todo en las cuitas de los protagonistas. Esto, indudablemente, es un fallo, algo negativo, que no obstante, sobre todo en su aspecto técnico es de recibo (música de John Williams, fotografía de Harry Stradling Jr….).

CODICIA DE ORO (Lust for Gold). 1949

julio 5, 2009

Jacob, un inmigrante, apodado «el alemán», encuentra una mina de oro perdida en Arizona.
Jacob, de naturaleza es bueno, pero la codicia le hará perder sus valores, poniendo en peligro su amor, su vida y la de los demás.

Muy entretenida película, que combina sabiamente y con gran fuerza dramática y paulatina tensión, el cine propiamente de aventuras con el western. Pero también el drama intenso.
Muy bien dirigida, con mano firme y sentido de la precisión, por S. Sylvan Simon, casi casi un desconocido, pero que al menos con este film demostró que estaba preparado para cualquier difícil empresa, resulta en todo momento de gran interés dado la magnífica narración por mor de un exquisito y completo guión donde no falta de nada.

Los intérpretes están todo/as ello/as soberbios, destacando a sus ilustres característicos y también al dúo protagonista, la siempre excelente Ida Lupino, que bordaba personajes como este y Glenn Ford, de nuevo ambigüo y atormentado por la fiebre del oro, por su codicia, capaz de destruirle tanto a él como a los que le conocen y hasta quieren y/o aprecian.
El clímax va in-crescendo, llegando a momentos asfixiantes.
El único pero que se le podría poner son los decorados, que cantan bastante (altas montañas, en realidad rodadas en estudio), pero que hasta resultan bonitos en su ingenuidad artística.
Una gran película, que deja un recuerdo imborrable, si no su desarrollo, escena a escena, sí su intensidad.