Archive for the ‘Victor French’ Category

RÍO LOBO. 1970. Valoración: 6,50

febrero 12, 2010
Se produce el espectacular robo de un tren de la Unión por las guerrillas confederadas.
El coronel del tren encarcela a los jefes enemigos Cardona y Tuscarora, pero los tres hombres acaban haciéndose amigos al terminar la guerra.
Tras esto, comienzan a buscar a los traidores de la Unión responsables de una serie de robos a trenes por parte de los confederados, y que los conducirá a la ciudad de Río Lobo, donde se les unirá la joven Shasta Delaney, la cual destapa la trama de corrupción de la ciudad.

Entretenido western, el último de la «trilogía» de los ríos de Howard Hawks y también su último film. Aunque solo fuera por este motivo, habría que tomarla en consideración o al menos recordarla dentro de una excelente filmografía, propia solamente de los mejores clásicos del cine de Hollywood.
Pero dejando esto aparte, la película es amena pero claramente la menos conseguida de dicha trilogía. Y también debemos situarla por debajo de «El Dorado«, otra del far west memorable.
Sin embargo, como digo es bastante maja y contiene los elementos propios del autor, donde la amistad, el sentido de la justicia y el honor, la lucha entre el Bien y el Mal, claramente manifestados en dos antagonistas bandos, están presentes de forma ágil y dicharachera, alternando las escenas de acción, muy bien filmadas, con las humorísticas, a cargo de hombretones de pelo en pecho, no pocas veces puestos en solfa por las damas (en este caso se encarga de ello la maravillosa y preciosa Jennifer O´Neil).
Un canto del cisne de Hawks que no significa lo mejor precisamente de su carrera cinematográfica, pero sí que la representa, al menos en parte.

Técnicamente muy competente, destaca la preciosa canción de los títulos de crédito iniciales, la bella fotografía de William H. Clothier que da contenido dramático a paisajes de Cuernavaca, Morelos (México), y la estupenda banda sonora del maestro Jerry Goldsmith.

Además de todo esto, el elenco interpretativo es fabuloso, con mogollón de los veteranos actores que siempre trabajaron bien con John Ford, bien con el propio Hawks, y algunos de los nuevos, como Chris Mitchum, que logró el trabajo al haberlo rechazado su padre, Robert, debido a que este pidió a los productores nada menos que un millón de dólares de la época. Ante esto le dijeron que nainas y ficharon al retoño.
Te lo pasas bien, aunque sí es cierto que pasado un tiempo se pierde un tanto en la memoria.

DOS HOMBRES CONTRA EL OESTE (Wild Rovers). 1971. Valoración: 7,33

diciembre 24, 2009
Después de que un amigo muera accidentalmente en el trabajo, por el que cobraban un sueldo miserable, dos excelentes vaqueros, uno joven y otro maduro, deciden atracar un banco.
Ya fugitivos, y furiosamente perseguidos por una cuadrilla de cazarrecompensas formada por los hijos de su antiguo jefe, se darán cuenta de que escogieron el camino equivocado.


Excelente western crepuscular, impecable desde todo punto de vista. En primer lugar se podría destacar su técnica, siendo inmejorable desde el punto de vista «industrial». Magistral banda sonora de nada menos Jerry Goldsmith, soberbia fotografía de Philip H. Lathrop y una magnífica dirección de Blake Edwards, que con este y algún que otro film demostró que no sólo dominaba como nadie la comedia, sino que podía con todo. Simplemente necesitaba un buen guión, algo casi imprescindible, y en esta ocasión lo tuvo gracias a…él mismo, pue suyo es. Se puede calificar por tanto de trabajo personal.
Logra un ejemplar trabajo, beneficiado por el paso del tiempo, no en vano sus innegables virtudes se potencian con los tiempos que corren.

El argumento es muy interesante, reflejando perfectamente el cambio de una parte de la historia de Norteamérica. Lo que eso afecta a las nuevas y viejas generaciones y a sus actos.
Se habla también del sentido de la justicia, de la amistad, del respeto, de un tiempo que se acaba, con los personajes desencantados pero tratando de no sólo sobrevivir, sino de encontrar un lugar en el incierto futuro que se avecina.
Se habla también de las diferencias de concepto en cuanto a aspectos universales, entre la vieja escuela y la nueva, entre lo clásico y un tanto trasnochado pero lleno de virtudes, y las ganas de cambiar el mundo pero con inexperiencia vital de la juventud.
Todo ello expuesto dramáticamente de forma soberbia por los dos protagonistas masculinos, principalmente por el gran William Holden, aquí una vez magnífico. Al igual que Karl Malden, otro grande.
Una película muy estimable, que requiere para ser degustada como el manjar que es, de tranquilidad y sosiego, no en vano su ritmo, sin ser lento, sí que es tranquilo, habiendo la violencia que tiene que haber según las circunstancias, ni más ni menos.
Merece mucho la pena e invita a la discusión y reflexión.

CHATO EL APACHE (Chato’s land). 1972. Valoración: 5

agosto 25, 2009
Una «posse» de ciudadanos es formada rápidamente con objeto de partir en busca de un apache acusado de asesinar a un «sheriff».
En efecto, Chato, que así se llama el indio, le ha matado, pero en defensa propia.
Los ciudadanos le persiguen, pero dan con la esposa del indio, a la que violan.
Desde ese momento será Chato quien persiga, para matarlos, a los «honrados» ciudadanos blancos.

Un western mediocre a más no poder, que tiene un ejemplar elenco interpretativo completamente desaprovechado por mor de un ridículo e incongruente guión.
Actores de primera (Palance, Whitmore, Jordan, Basehart…), estupenda fotografía, agrestes paisajes, bastantes escenas de acción, con gran profusión de exacerbada violencia…Todos estos elementos existen en el film, pero no de forma atractiva, sino plúmbea, sin pies ni cabeza, sin sentido lógico alguno.

Un ejemplo de esto último es la escena en la que, tras haber violado salvajemente a la esposa del protagonista,uno de los violadores, creo recordar que el interpretado por Richard Jordan, les dice a sus compañeros que desde ese momento en adelante no quiere que le sucede a la mujer nada malo, pues se ha enamorado de ella. ¡Toma castaña!. Creíble al cien por cien, vive Dios.
Una cinta que desaprovecha el material del que dispone, para enjaretarnos una vulgar peli que merece el suspenso claramente.
Mal dirige Michael Winner, que dos años más tarde descubrió el filón para uno de sus actores fetiches, Charles Bronson, con la deleznable pero exitosa «El justiciero de la ciudad«.