Ya fugitivos, y furiosamente perseguidos por una cuadrilla de cazarrecompensas formada por los hijos de su antiguo jefe, se darán cuenta de que escogieron el camino equivocado.
Logra un ejemplar trabajo, beneficiado por el paso del tiempo, no en vano sus innegables virtudes se potencian con los tiempos que corren.
El argumento es muy interesante, reflejando perfectamente el cambio de una parte de la historia de Norteamérica. Lo que eso afecta a las nuevas y viejas generaciones y a sus actos.
Se habla también del sentido de la justicia, de la amistad, del respeto, de un tiempo que se acaba, con los personajes desencantados pero tratando de no sólo sobrevivir, sino de encontrar un lugar en el incierto futuro que se avecina.
Se habla también de las diferencias de concepto en cuanto a aspectos universales, entre la vieja escuela y la nueva, entre lo clásico y un tanto trasnochado pero lleno de virtudes, y las ganas de cambiar el mundo pero con inexperiencia vital de la juventud.
Todo ello expuesto dramáticamente de forma soberbia por los dos protagonistas masculinos, principalmente por el gran William Holden, aquí una vez magnífico. Al igual que Karl Malden, otro grande.
Una película muy estimable, que requiere para ser degustada como el manjar que es, de tranquilidad y sosiego, no en vano su ritmo, sin ser lento, sí que es tranquilo, habiendo la violencia que tiene que haber según las circunstancias, ni más ni menos.
Merece mucho la pena e invita a la discusión y reflexión.